TOKIO.- El alza de precios sigue siendo un tema candente, y el transporte ferroviario no es la excepción en el archipiélago nipón.
A partir de la primavera de 2025, varias compañías ferroviarias incrementarán sus tarifas, afectando a millones de pasajeros.
El 1 de abril de 2025, tres de las principales operadoras de trenes en Japón—JR Hokkaido, JR West y JR Kyushu—ajustarán sus precios.
Esta no es una decisión aislada. JR Shikoku ya aumentó sus tarifas en mayo de 2023, y JR East ha solicitado permiso para hacer lo mismo en marzo de 2026.
Mientras tanto, JR Central implementó un cargo adicional en 2024 en el área de Nagoya para financiar infraestructura accesible como ascensores y puertas de seguridad en los andenes.
La justificación principal de todas estas empresas es mejorar la salud financiera del sistema ferroviario.
En particular, JR Hokkaido y JR Shikoku registran déficits severos en sus operaciones ferroviarias, con pérdidas de 574 mil millones de yenes y 140 mil millones de yenes, respectivamente.
Sin embargo, lo que más genera descontento es que empresas con grandes ganancias, como JR West y JR East, también se suman a los aumentos.
¿Por qué suben las tarifas incluso si hay ganancias?
A simple vista, parece injusto que compañías con resultados positivos aumenten los precios.
En el año fiscal 2024, JR West obtuvo un beneficio operativo de 1,027 mil millones de yenes, y JR East aún más, con 1,980 mil millones de yenes.
El problema radica en la estructura de ingresos y costos del sistema ferroviario.
-
Las líneas suburbanas y los trenes locales son un lastre financiero.
- Aunque JR West y JR East son rentables en general, tienen sectores altamente deficitarios, en particular los viajes con abonos de temporada (定期券).
- En la región de Kansai, el déficit de los abonos alcanza los 800 mil millones de yenes, y en la región de Kanto supera los 1,000 mil millones de yenes.
- Esto significa que, aunque la empresa gane dinero, ciertos servicios son altamente costosos de mantener.
-
El Shinkansen es la gallina de los huevos de oro.
- En JR West, más del 90% de sus ganancias provienen del Shinkansen.
- En JR East, esta cifra también supera el 50%.
- En otras palabras, los ingresos del tren bala están subsidiando las pérdidas de los trenes locales y de cercanías.
-
Los descuentos en los abonos son insostenibles.
- JR West y JR East ofrecen descuentos de casi el 50% en los abonos de temporada, mucho más altos que los de otras compañías privadas como Kintetsu (36%) o Tokyo Metro (35%).
- Aunque en el pasado esto se compensaba con ganancias en otros sectores, la situación actual ya no lo permite debido a la reducción del número de pasajeros tras la pandemia y el envejecimiento de la población.
El dilema de la inversión en infraestructura
El problema del déficit en los abonos y las líneas locales tiene consecuencias que afectan la seguridad y calidad del servicio.
-
Las inversiones en mejoras han sido limitadas.
- Un claro ejemplo es la línea Chūō en Tokio, donde se planeaba construir vías adicionales para aliviar la congestión, pero el proyecto quedó en el limbo debido a la falta de fondos.
- En la línea Fukuchiyama, operada por JR West, se retrasó la instalación de sistemas de seguridad avanzados como el ATS-P, y esa omisión contribuyó al trágico accidente de Amagasaki en 2005.
-
El peligro de depender del Shinkansen.
- La estabilidad financiera de JR West y JR East está atada a los ingresos del Shinkansen, que a su vez dependen de la economía y los viajes de negocios.
- En la crisis de 2008, el número de pasajeros del tren bala cayó significativamente. Si una recesión similar se repitiera, el sistema entero podría tambalearse.
¿Qué se puede hacer?
Una solución obvia sería ajustar el sistema de tarifas y reducir los descuentos en los abonos, pero hay barreras legales y administrativas que lo complican.
- Las tarifas están reguladas por el gobierno, y cualquier cambio debe ser aprobado.
- Las tarifas de trenes interconectados deben mantenerse compatibles para evitar confusión en los pasajeros.
- Los sindicatos y las asociaciones de usuarios se oponen a reducir descuentos, lo que dificulta cualquier reforma.
En este contexto, JR West y JR East han optado por la solución más sencilla: subir los precios en las áreas donde hay más demanda, es decir, en las grandes ciudades.
Conclusión: ¿Es justo el aumento de tarifas?
Desde la perspectiva del usuario, parece injusto que empresas con ganancias aumenten los precios, pero el problema es más complejo.
- El sistema ferroviario japonés está sostenido por un equilibrio frágil, donde las ganancias del Shinkansen subsidian los trenes locales y los abonos de temporada.
- Con la reducción de pasajeros y los costos crecientes, este modelo ya no es sostenible.
- Si no se toman medidas, podrían cerrarse líneas locales o retrasarse mejoras en seguridad e infraestructura.
En definitiva, el aumento de tarifas es una medida impopular pero necesaria para evitar problemas mayores en el futuro. Sin embargo, la gran pregunta sigue siendo: ¿hasta cuándo se podrá mantener este modelo sin una reforma estructural?
©NoticiasNippon