Del laboratorio de Napoleón III al desayuno japonés: el curioso viaje de la margarina
📍Tōkyō | 24 de octubre
En el corazón de Nihonbashi, Tokio, los aromas de pan recién horneado y mantequilla vegetal se mezclan con la historia.
Cada 24 de octubre, Japón celebra el Māgarin no hi (マーガリンの日, Día de la Margarina), una fecha dedicada a uno de los productos más cotidianos y, a la vez, más curiosos del mundo culinario moderno.
Esta jornada conmemora el nacimiento del químico francés Hippolyte Mège-Mouriès (1817-1880), inventor de la margarina, quien desarrolló este sustituto del costoso butter (mantequilla) en 1869, bajo el encargo del emperador Napoleón III. Su innovación —una mezcla de grasa animal con leche y agua, enfriada hasta volverse untuosa— marcaría el inicio de una revolución alimentaria global.
🍞 Del lujo al desayuno popular
Durante el siglo XIX, el consumo de mantequilla era símbolo de estatus, inaccesible para la mayoría. Mège-Mouriès, al buscar una opción más económica y duradera, creó una emulsión suave, blanca y brillante como una perla. No por casualidad la llamó margarine, del griego “margarite”, que significa “perla”.
Hoy, la Japan Margarine Association (日本マーガリン工業会) promueve esta efeméride para resaltar la evolución del producto, que combina grasas vegetales (como soya, canola, maíz o palma) con un toque de sal y vitaminas.
Su objetivo es claro: revalorizar un alimento que ha acompañado la modernización del Japón urbano, desde las tostadas matutinas de Shōwa hasta los panes artesanales de Heisei y Reiwa.
🧈 Entre tradición y salud
Aunque la margarina nació como sustituto de la mantequilla, en Japón se ha convertido en protagonista de muchas recetas domésticas y escolares. Panaderos locales la prefieren por su textura ligera y punto de fusión estable, ideal para climas húmedos.
Sin embargo, las tendencias actuales también impulsan versiones con menos grasas trans y mayor contenido vegetal, en sintonía con los movimientos de salud y sostenibilidad.
⚖️ Marco cultural y simbólico
El Día de la Margarina no solo celebra un alimento, sino también la historia de la innovación y adaptación alimentaria. Representa la unión de ciencia y cocina, de Francia y Japón, de la necesidad y la creatividad.
Detrás de cada tostada untada en la mañana japonesa hay un eco de aquella invención del siglo XIX que transformó la nutrición mundial.

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