TOKIO.- Hoy 19 de octubre, se informó sobre el arresto de Usuda Atsunobu, un hombre de 49 años de Saitama, involucrado en un incidente en el que se lanzaron artefactos incendiarios, como cócteles molotov y bengalas, hacia la residencia oficial del Primer Ministro en Nagatachō, Tokio, y la sede del Partido Liberal Democrático (PLD).

Según la policía, Usuda había estado publicando en redes sociales sobre su oposición al sistema de kyōtakukin – 供託金 (dinero de depósito para ser candidato en las elecciones), argumentando que este sistema impide que personas sin recursos puedan postularse, ya que exige un depósito de 3 millones de yenes para los candidatos, lo cual, en su opinión, hace que las elecciones no sean significativas.

En sus publicaciones, Usuda se quejaba del sistema electoral limitado y abogaba por la abolición del kyōtakukin – 供託金 para permitir una mayor participación.

También insinuaba que la violencia podría ser un medio para provocar un cambio social, sugiriendo que había considerado postularse para un cargo, dado que había enviado encuestas con su historial a los medios de comunicación.

Además, Usuda ya había estado involucrado en protestas en el pasado, como en la oposición a la reactivación de los reactores 3 y 4 de la planta nuclear de Ōi, en la prefectura de Fukui, durante las manifestaciones contra la energía nuclear después del accidente de Fukushima en 2011.

Incluso había participado en actos de protesta en la ciudad de Osaka, donde ingresó sin permiso a una reunión de residentes que discutía la recepción de escombros de la catástrofe de Fukushima, por lo que fue acusado de obstrucción de actividades empresariales.

Este incidente resalta cómo las protestas sobre temas políticos, energéticos y sociales pueden radicalizarse cuando los mecanismos formales de participación, como las elecciones, son percibidos como inaccesibles o limitados.

El caso de Usuda también refleja la tensión en Japón entre la regulación estricta del sistema electoral y el creciente malestar de algunos sectores de la sociedad que ven estas barreras como antidemocráticas.

Las protestas contra la energía nuclear siguen siendo un tema sensible en el país, especialmente tras el desastre de Fukushima, y algunas personas involucradas en estos movimientos han adoptado posturas más agresivas o extremistas en sus intentos de promover el cambio.

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