TOKIO.- Japón enfrenta una crisis sin precedentes debido a un brote de influenza que ha saturado su sistema de salud.
Históricamente, los picos de influenza en el país ocurrían entre enero y febrero, pero la pandemia de COVID-19 alteró estos patrones gracias a medidas como el uso de mascarillas y el distanciamiento social.
Este año, el brote inició de forma prematura, con un promedio alarmante de 42.66 pacientes por clínica durante la tercera semana de diciembre, marcando el nivel más alto en una década.
Factores clave del brote explosivo
1.Reuniones sociales y familiares
•Las festividades de Navidad y Año Nuevo, caracterizadas por reuniones en interiores, facilitaron la propagación del virus.
•Cada persona infectada transmitió la enfermedad a 2-3 personas más en promedio.
2.Vacaciones prolongadas
•Durante el descanso de nueve días por Año Nuevo, la falta de acceso a atención médica permitió que el virus se expandiera sin control.
3.Reapertura masiva de clínicas
•Tras las vacaciones, las clínicas enfrentaron una sobrecarga de pacientes.
Saturación hospitalaria y escasez de medicamentos
Desde principios de enero, hospitales y clínicas han sido desbordados por pacientes, generando largas filas.
Además, la escasez de medicamentos antivirales, como el oseltamivir, ha complicado la gestión del brote.
•En Tokio y 35 prefecturas se superaron los niveles de alerta epidemiológica.
•Farmacias y hospitales han extendido sus horarios para atender la demanda.
Proyecciones y riesgos futuros
•Los expertos prevén que el pico del brote se alcanzará a finales de enero de 2025.
•El regreso de personas infectadas a escuelas y oficinas, sin recuperación completa, incrementa el riesgo de contagio.
Medidas preventivas recomendadas
1.Uso de mascarillas en lugares concurridos.
2.Lavado frecuente de manos y enjuagues bucales.
3.Higiene personal reforzada, como el cepillado de dientes y duchas diarias.
Lecciones aprendidas y conclusiones
Este brote destaca la vulnerabilidad del sistema de salud japonés durante períodos críticos. Se requiere:
•Mejor planificación de recursos médicos en temporadas festivas.
•Reforzar el suministro de medicamentos esenciales.
•Promover prácticas preventivas a largo plazo.
EL DATO
La experiencia actual enfatiza la necesidad de colaboración entre ciudadanos, autoridades y profesionales médicos para prevenir crisis futuras.
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