TOKIO.- En un fallo histórico, el Tribunal Superior de Tokio declaró que la normativa que impide el matrimonio entre personas del mismo sexo en Japón es inconstitucional al considerarla una forma de «trato discriminatorio».
Esta decisión es la segunda de su tipo en el país, ya que el Tribunal Superior de Sapporo también falló en marzo de este año en la misma dirección, argumentando la inconstitucionalidad de dicha prohibición.
Sin embargo, el tribunal rechazó la demanda de indemnización por parte de las parejas demandantes, citando la falta de una decisión unificada por parte de la Corte Suprema de Japón.
La demanda fue interpuesta por parejas del mismo sexo, quienes argumentaron que la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo va en contra de la constitución japonesa, que garantiza la igualdad ante la ley.
Según el fallo de la jueza principal, Taniguchi Sonoe, la posibilidad de que parejas del mismo sexo establezcan relaciones legales como cónyuges es esencial para su bienestar y desarrollo en la sociedad, y su exclusión representa una discriminación carente de fundamento racional.
El fallo, aunque favorable en cuanto al reconocimiento de derechos, no concede aún una compensación económica.
En Japón, hay actualmente seis juicios similares en marcha en cinco jurisdicciones diferentes, con diversos resultados en primera instancia: dos tribunales determinaron que la prohibición es inconstitucional, tres la calificaron de «estado inconstitucional», y uno la declaró conforme a la constitución.
Por su parte, el secretario jefe del gabinete, Hayashi Yoshitaka, indicó que el gobierno seguirá observando de cerca los fallos de otros tribunales y las discusiones en el Parlamento.
Subrayó que la introducción del matrimonio igualitario afecta aspectos fundamentales de la vida familiar y la concepción de familia en Japón, lo que requiere un debate amplio y cuidadoso.
EL DATO
Este fallo podría acelerar el impulso para que Japón adopte medidas legislativas que permitan el matrimonio igualitario, como ya lo han hecho otras jurisdicciones, aunque el camino sigue siendo complejo debido a las barreras sociales y políticas profundamente enraizadas en la sociedad japonesa.
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